viernes, 4 de septiembre de 2009

Comida, religión y otras curiosidades

No, no se trata de que piense que la comida es algo religioso, si bien se trata de mi pecado favorito de aquéllos de los que se puede hablar para todos los públicos.

La cocina taiwanesa el resultado de la mezcla, de la combinación, de recetas provenientes de disitintas tradiciones: la aborigen, China, Japón, etc.

Al margen de productos extraños tipo serpiente, ratón o tortuga, los platos son sencillos y no muy especiados incluyendo verduras y pescados hervidos con salsas de soja, salteados con carnes de cerdo y vacuno, productos de mar: gambas, sepia, calamares, ostras. Todos ellos acompañados SIEMPRE de arroz o de pasta.

La olla caliente (hot pot) es muy típico aquí. Hay restaurantes que lo ofertan en su versión japonesa (cada comensal tiene su caldo) o en la taiwanesa (el caldo es compartido). La olla caliente es el Ikea de la cocina. Te sirven un caldo (de curry, picante, de leche con frutos medicinales, con especias del pacífico, etc) y pides distintos verduras, pescado, carne en finas tiras o lo que quieras que vas echando al caldo hirviendo para que se cocine. El cocinero no tiene mucho trabajo.

Los productos de casquería son muy comunes en Taiwán y los mercados nocturnos están llenos de puestos que ofrecen riñones, tripas, sangre, garras de pollo, cuello de pato (servida con su cabeza claro está), etc.

Si tuviera que escoger los platos más representativos elegiría el tofu apestoso cuya aroma, que hace justicia a su nombre, inunda los mercados, la tortilla de ostras, una auténtica delicia, la sopa de ostras, con tofu y algas (sin duda he comido más ostras durante estos meses que en el resto de mi vida), el pidán o huevo de los cien años, se sirve con tofu y pescado seco. Su aspecto es verdaderamente desagradable, pero si logras vencer esa primer impresión probaras un bocado suculento. Finalmente los dumplings.

El dulce más popular son unos bollitos, parecido a un mazapán rellenos de crema de piña. Las frutas son excelentes: mango, papaya, guayaba y el exótico durián. Zumos de todo tipo hechos al momento .Tés fríos con bolitas de gelatina que parecen gominolas. Tofu dulce con hielo y judias o cacahuetes, etc.

En Taiwan la influencia por la ocupación japonesa se deja notar en la cocina. Hay multitud de restaurantes japones. Que no sólo ofrecen unos excelentes sushis, también anguila. Maquis gigantes rellenos de surimi, verduras , tortilla o jamón york son comunes en las tiendas 24 horas. Mención especial requiere la hamburguesa japonesa. Una hamburguesa hecha con arroz compactado en vez de pan.

No puedo cerrar esta sección sin acordarme de la cerveza taiwanesa...¡Taiwan pijou!


Religión

La religión mayoritaria en Taiwán (a excepción de Lanyu donde es el catolisimo) es el taoísmo. Si bien se mezcla con budismo y confucianismo.

El confucianismo no parece ser una religión en el sentido en el que estamos acostumbrados a entenderlo. Los templos de Confucio son centros educativos principalmente y según he entendido (las impresiones en materia religiosa que aparecen aquí derivan de mi experiencia particular y lo que me ha contado la gente con la que me he cruzado o lo poco que he tenido oportunidad de leer, si alguien quiere información fiable que compre un libro) la gente venera a Confucio como un personaje histórico al que respetan y admiran más que como a un ser sobrenatural.

El taoísmo actual poco tiene que ver con las enseñanzas de Lao Tse. Multitud de dioses antorpomórficos componen el panteón taoísta que recuerda al de la Grecia clásica. Muchas deidades son grandes guerreros o gobernantes importantes o legendarios. Tengo la impresión de que muchos dioses taoístas vienen ser algo parecido a los santos del catolicismo: la gente acude al templo para rezarles y pedirles favores. Cada dios lleva un tema, así que hay que saber a quien pedir que (ignoró que ocurre si le pides encontrar pareja al que se encarga de la prosperidad económica). Entre los más conocidos está Matsu, dios del mar, Guan Gong, un general que vivió en el siglo III y al que se reconoce por su cara roja o Hsiahai protector de la ciudad de Taipei.

Para rezar la gente quema varas de incienso y hace reverencias frente al altar. El acto religioso parece algo menos “íntimo” que en otras religiones como el catolicismo o el islamismo. La gente habla normalmente en el templo y nadie objeta que haga fotos mientras rezan.

Durante el mes de julio del calendario lunar, las puertas del infierno se abren y los fantasmas visitan la tierra. Hay multitud de celebraciones destacando el desfile que celebran en Keelung. En las puertas de casas, negocios y templos, la gente saca bebida y comida para ofrecérsela los fantasmas y por todos lados queman dinero (estampas que lo representan) como ofrenda a los fantasmas (resulta curiosa la imagen de un tatuador con unas espaldas de dos por dos, cresta y piercings por toda la cara quemando papelitos en la calle). La quema de “dinero” está prohibida en Taiwán el resto del año y una pequeña chimenea cerca del templo de Confucio es el único sitio donde puede hacerse está ofrenda fuera de este mes.

No hay apenas templos budistas, mucho más sobrios que los taoístas, propiamente dichos (solo he visto uno). Si embargo muchos templos taoístas cuentan con capillas con un buda. Budismo y taoismo parecen complementarios aquí. El budismo aporta la busqueda de la paz y el taoismo el apoyo de las fuerzas sobrenaturales.

Cada barrio tiene un templo y cada mercado crece alrededor de uno. Entre los templos que he visitado destacan el de Guandu, por ser el más antiguo, su belleza y tamaño y el de Longsham (el más importante de Taiwan), el templo de Confucio, donde más de 50 tablas recogen sus enseñanzas y el del pequeño mercado de Dinhua.

Mercados nocturnos

Creo que una de las cosas más interesantes que ofrecen las ciudades taiwanesas son sus mercados nocturnos. Durante el despertar económico de la isla las largas jornadas de trabajo centradas en la manufacturación de productos obligaban a que el comercio se hiciera de noche y así fueron proliferando estos mercados.

Me encanta el ambiente que tienen. Cuando cae la tarde la noche las calles se llenan de luz y de gente y hacen que la ciudad parezca viva. Sin duda un lugar ideal para pasear y picar algo al llegar la noche.

Cada mercado tiene su esencia y son muy distintos unos de otros: Shilin, el clásico; Shida, como alternativa al anterior; Ximen, ultraconsumista; Dihua donde conseguir los ingredientes de la antigua medicina china; Shipai y sus delicias culinarias al lado de casa o Keelung si lo que buscas es pescado.

Si vas a Taiwán no puedes perdertelos.

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