jueves, 3 de septiembre de 2009

Un día cualquiera...

...no sabes que hora es. Aunque deberían ser las las 8 de la mañana aproximadamente. Si es mucho más tarde el bus que va hasta la universidad pasa cada media hora y la espera es insoportable.
Desde mi casa hasta la parada del autobus hay un paseo de poco menos de diez minutos. En el camino una parada en el hi-life, una de las multiples cadenas de tiendas 24 horas. Al entrar en la tienda, como en todas las de este tipo, una musiquilla da la bienvenida, y el dependiente de turno saluda con una frase que hace que empiece el día con buen humor. Durante el primer mes pense que me decían "good molnin'" y pensaba: que maja está gente que me saluda en inglés a pesar de no entender ni papa. Pero que me dieran los buenos días en inlgés en todas las tiendas y que lo hicieran también por la noche me parecía sospechoso. En realidad dicen "hen huanying" (suena como gonlin) que significa bienvenido. Es una expresión que no se puede pronunciar sin dibujar una sonrisa de oreja a oreja.


Un café frío (me he hecho adicto a las latas de café helado) y una especie de bollo cubierto de cebollino constituyen mi desayuno.
Enfrente de la parada de MRT (metro) de Shipai está la parada del autobus de la universidad. El bus cuesta 2 NTS y, en menos de 5 minutos, te lleva hasta la universidad. El camino se puede hacer andando, pero no es aconsejable pues la universidad está al inicio del Yang Ming Shan y el ascenso de poco más de 15 minutos hace que llegues empapado en sudor.

Por las mañanas no hay mucha gente en el despacho. Hay diversos seminarios en mandarín a los cuales por razones obvias no voy. Sólo los jueves es el seminario en inglés. Tres de las 7 charlas que componen el ciclo corrieron de mi cuenta.
A las 12 es la comida. Suelo comer con todos los miembros de departamento. Encargamos la comida por telefono, generalmente "vientong" que son lo packed lunch de los que acabe hasta la coronilla durante la semana de orientación y que me han seguido acompañando durante toda mi estancia (base de arroz compacto, huevo hervido en té algo de verduritas y algo de carne o pescado). En ocasiones japones o pasta varían el menú. La comida es en el seminario.
Algunos días la gente discute en chino con breves traducciones para mi, esos días como y me voy. Otros días la charla es en inglés y siempre resulta interesante: costumbres, religión, cultura, la dictadura taiwanesa.
Allen lleva el peso de la conversación. Su papel parece ir más allá del de profesor y director del departamento. Es una especie de padre o educador en todos los sentidos de los estudiantes. Así se desprende de su conversación y de la forma de atender a sus palabras de los alumnos. Aconseja lecturas, películas y actividades y cuando sale un tema interesante en seguida encarga a alguno de los alumnos hacer alguna pequeña investigación para continuar la discusión en otra ocasión.

Por las tardes aprovecho para comentar mi trabajo o el de algun compañero con aquellos que no caen dormidos (¡joder las siestas que se clavan aquí!).
Durante las primeras semanas a las 5 dejaba el departamento para aprovechar y visitar Taipei, quedar a cenar y tomar unas cervecitas. Después, dada la extensión que hacía de los fines de semana para viajar y el trabajo pendiente no me quedaba más remedio que extender la jornada.
La vuelta a casa siempre es a pie, cerca de las 9. Recorro los puesto de comida a pie de calle: frutas, pescados y carnes. Me acompañan olores intensos como el durian o el tofu apestoso.
La cena ofrece dos o tres alternativas: comprar algo en el 7-eleven o uno de mis dos restaurantes en la zona (aunque hay multitud de ellos estos son mis favoritos): uno de dumplings y otro de noodles.

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