jueves, 10 de septiembre de 2009

Despedida y cierre

Mis bolsillos parecen el album de un coleccionista de monedas y billetes. ¿Qué moneda cogeis aquí? euros en mi próximo destino...


El día 6 de Septiembre dejo Taiwan. A las 22:30 hora local sale mi avión: Taipei-Bangkok-Amsterdam-Madrid. 23 horas más tarde llego a Barajas. Se acabo la aventura.
Una experiencia, una tierra y una gente maravillosa.


Gracias al NSC por darme la oportunidad de venir y a aquellos con los que coincidí y me acompañaron: Allen, Antonio, Ester, Marian, Martín, Luis, Tania, Gordon, Vincenzo, Navid, Edouard, Michal, Chiuaua, Emma, Lin, Jack, Terry, Rara, Pei, Yvoh, Huang, Miquel, Megan, Iris, Fei, etc.
Gracias a todos los que os habeis divertido leyendo el blog, a los que os habeis aburrido y a los que entrasteis una vez y decidisteis no volver a hacerlo.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Comida, religión y otras curiosidades

No, no se trata de que piense que la comida es algo religioso, si bien se trata de mi pecado favorito de aquéllos de los que se puede hablar para todos los públicos.

La cocina taiwanesa el resultado de la mezcla, de la combinación, de recetas provenientes de disitintas tradiciones: la aborigen, China, Japón, etc.

Al margen de productos extraños tipo serpiente, ratón o tortuga, los platos son sencillos y no muy especiados incluyendo verduras y pescados hervidos con salsas de soja, salteados con carnes de cerdo y vacuno, productos de mar: gambas, sepia, calamares, ostras. Todos ellos acompañados SIEMPRE de arroz o de pasta.

La olla caliente (hot pot) es muy típico aquí. Hay restaurantes que lo ofertan en su versión japonesa (cada comensal tiene su caldo) o en la taiwanesa (el caldo es compartido). La olla caliente es el Ikea de la cocina. Te sirven un caldo (de curry, picante, de leche con frutos medicinales, con especias del pacífico, etc) y pides distintos verduras, pescado, carne en finas tiras o lo que quieras que vas echando al caldo hirviendo para que se cocine. El cocinero no tiene mucho trabajo.

Los productos de casquería son muy comunes en Taiwán y los mercados nocturnos están llenos de puestos que ofrecen riñones, tripas, sangre, garras de pollo, cuello de pato (servida con su cabeza claro está), etc.

Si tuviera que escoger los platos más representativos elegiría el tofu apestoso cuya aroma, que hace justicia a su nombre, inunda los mercados, la tortilla de ostras, una auténtica delicia, la sopa de ostras, con tofu y algas (sin duda he comido más ostras durante estos meses que en el resto de mi vida), el pidán o huevo de los cien años, se sirve con tofu y pescado seco. Su aspecto es verdaderamente desagradable, pero si logras vencer esa primer impresión probaras un bocado suculento. Finalmente los dumplings.

El dulce más popular son unos bollitos, parecido a un mazapán rellenos de crema de piña. Las frutas son excelentes: mango, papaya, guayaba y el exótico durián. Zumos de todo tipo hechos al momento .Tés fríos con bolitas de gelatina que parecen gominolas. Tofu dulce con hielo y judias o cacahuetes, etc.

En Taiwan la influencia por la ocupación japonesa se deja notar en la cocina. Hay multitud de restaurantes japones. Que no sólo ofrecen unos excelentes sushis, también anguila. Maquis gigantes rellenos de surimi, verduras , tortilla o jamón york son comunes en las tiendas 24 horas. Mención especial requiere la hamburguesa japonesa. Una hamburguesa hecha con arroz compactado en vez de pan.

No puedo cerrar esta sección sin acordarme de la cerveza taiwanesa...¡Taiwan pijou!


Religión

La religión mayoritaria en Taiwán (a excepción de Lanyu donde es el catolisimo) es el taoísmo. Si bien se mezcla con budismo y confucianismo.

El confucianismo no parece ser una religión en el sentido en el que estamos acostumbrados a entenderlo. Los templos de Confucio son centros educativos principalmente y según he entendido (las impresiones en materia religiosa que aparecen aquí derivan de mi experiencia particular y lo que me ha contado la gente con la que me he cruzado o lo poco que he tenido oportunidad de leer, si alguien quiere información fiable que compre un libro) la gente venera a Confucio como un personaje histórico al que respetan y admiran más que como a un ser sobrenatural.

El taoísmo actual poco tiene que ver con las enseñanzas de Lao Tse. Multitud de dioses antorpomórficos componen el panteón taoísta que recuerda al de la Grecia clásica. Muchas deidades son grandes guerreros o gobernantes importantes o legendarios. Tengo la impresión de que muchos dioses taoístas vienen ser algo parecido a los santos del catolicismo: la gente acude al templo para rezarles y pedirles favores. Cada dios lleva un tema, así que hay que saber a quien pedir que (ignoró que ocurre si le pides encontrar pareja al que se encarga de la prosperidad económica). Entre los más conocidos está Matsu, dios del mar, Guan Gong, un general que vivió en el siglo III y al que se reconoce por su cara roja o Hsiahai protector de la ciudad de Taipei.

Para rezar la gente quema varas de incienso y hace reverencias frente al altar. El acto religioso parece algo menos “íntimo” que en otras religiones como el catolicismo o el islamismo. La gente habla normalmente en el templo y nadie objeta que haga fotos mientras rezan.

Durante el mes de julio del calendario lunar, las puertas del infierno se abren y los fantasmas visitan la tierra. Hay multitud de celebraciones destacando el desfile que celebran en Keelung. En las puertas de casas, negocios y templos, la gente saca bebida y comida para ofrecérsela los fantasmas y por todos lados queman dinero (estampas que lo representan) como ofrenda a los fantasmas (resulta curiosa la imagen de un tatuador con unas espaldas de dos por dos, cresta y piercings por toda la cara quemando papelitos en la calle). La quema de “dinero” está prohibida en Taiwán el resto del año y una pequeña chimenea cerca del templo de Confucio es el único sitio donde puede hacerse está ofrenda fuera de este mes.

No hay apenas templos budistas, mucho más sobrios que los taoístas, propiamente dichos (solo he visto uno). Si embargo muchos templos taoístas cuentan con capillas con un buda. Budismo y taoismo parecen complementarios aquí. El budismo aporta la busqueda de la paz y el taoismo el apoyo de las fuerzas sobrenaturales.

Cada barrio tiene un templo y cada mercado crece alrededor de uno. Entre los templos que he visitado destacan el de Guandu, por ser el más antiguo, su belleza y tamaño y el de Longsham (el más importante de Taiwan), el templo de Confucio, donde más de 50 tablas recogen sus enseñanzas y el del pequeño mercado de Dinhua.

Mercados nocturnos

Creo que una de las cosas más interesantes que ofrecen las ciudades taiwanesas son sus mercados nocturnos. Durante el despertar económico de la isla las largas jornadas de trabajo centradas en la manufacturación de productos obligaban a que el comercio se hiciera de noche y así fueron proliferando estos mercados.

Me encanta el ambiente que tienen. Cuando cae la tarde la noche las calles se llenan de luz y de gente y hacen que la ciudad parezca viva. Sin duda un lugar ideal para pasear y picar algo al llegar la noche.

Cada mercado tiene su esencia y son muy distintos unos de otros: Shilin, el clásico; Shida, como alternativa al anterior; Ximen, ultraconsumista; Dihua donde conseguir los ingredientes de la antigua medicina china; Shipai y sus delicias culinarias al lado de casa o Keelung si lo que buscas es pescado.

Si vas a Taiwán no puedes perdertelos.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Un día cualquiera...

...no sabes que hora es. Aunque deberían ser las las 8 de la mañana aproximadamente. Si es mucho más tarde el bus que va hasta la universidad pasa cada media hora y la espera es insoportable.
Desde mi casa hasta la parada del autobus hay un paseo de poco menos de diez minutos. En el camino una parada en el hi-life, una de las multiples cadenas de tiendas 24 horas. Al entrar en la tienda, como en todas las de este tipo, una musiquilla da la bienvenida, y el dependiente de turno saluda con una frase que hace que empiece el día con buen humor. Durante el primer mes pense que me decían "good molnin'" y pensaba: que maja está gente que me saluda en inglés a pesar de no entender ni papa. Pero que me dieran los buenos días en inlgés en todas las tiendas y que lo hicieran también por la noche me parecía sospechoso. En realidad dicen "hen huanying" (suena como gonlin) que significa bienvenido. Es una expresión que no se puede pronunciar sin dibujar una sonrisa de oreja a oreja.


Un café frío (me he hecho adicto a las latas de café helado) y una especie de bollo cubierto de cebollino constituyen mi desayuno.
Enfrente de la parada de MRT (metro) de Shipai está la parada del autobus de la universidad. El bus cuesta 2 NTS y, en menos de 5 minutos, te lleva hasta la universidad. El camino se puede hacer andando, pero no es aconsejable pues la universidad está al inicio del Yang Ming Shan y el ascenso de poco más de 15 minutos hace que llegues empapado en sudor.

Por las mañanas no hay mucha gente en el despacho. Hay diversos seminarios en mandarín a los cuales por razones obvias no voy. Sólo los jueves es el seminario en inglés. Tres de las 7 charlas que componen el ciclo corrieron de mi cuenta.
A las 12 es la comida. Suelo comer con todos los miembros de departamento. Encargamos la comida por telefono, generalmente "vientong" que son lo packed lunch de los que acabe hasta la coronilla durante la semana de orientación y que me han seguido acompañando durante toda mi estancia (base de arroz compacto, huevo hervido en té algo de verduritas y algo de carne o pescado). En ocasiones japones o pasta varían el menú. La comida es en el seminario.
Algunos días la gente discute en chino con breves traducciones para mi, esos días como y me voy. Otros días la charla es en inglés y siempre resulta interesante: costumbres, religión, cultura, la dictadura taiwanesa.
Allen lleva el peso de la conversación. Su papel parece ir más allá del de profesor y director del departamento. Es una especie de padre o educador en todos los sentidos de los estudiantes. Así se desprende de su conversación y de la forma de atender a sus palabras de los alumnos. Aconseja lecturas, películas y actividades y cuando sale un tema interesante en seguida encarga a alguno de los alumnos hacer alguna pequeña investigación para continuar la discusión en otra ocasión.

Por las tardes aprovecho para comentar mi trabajo o el de algun compañero con aquellos que no caen dormidos (¡joder las siestas que se clavan aquí!).
Durante las primeras semanas a las 5 dejaba el departamento para aprovechar y visitar Taipei, quedar a cenar y tomar unas cervecitas. Después, dada la extensión que hacía de los fines de semana para viajar y el trabajo pendiente no me quedaba más remedio que extender la jornada.
La vuelta a casa siempre es a pie, cerca de las 9. Recorro los puesto de comida a pie de calle: frutas, pescados y carnes. Me acompañan olores intensos como el durian o el tofu apestoso.
La cena ofrece dos o tres alternativas: comprar algo en el 7-eleven o uno de mis dos restaurantes en la zona (aunque hay multitud de ellos estos son mis favoritos): uno de dumplings y otro de noodles.

lunes, 31 de agosto de 2009

Hong Kong

El último de los viajes tiene como destino Hong Kong. Tania ha vivido allí más de 6 meses así que contamos con guía de lujo. No preparo nada del viaje. Craso error.
Hong Kong es un sitio curioso. Pertenece a China (RPC), comunista, y mantiene una economía capitalista. Perteneció a Gran Bretaña hasta 1997 y ahora es uno de esos territorios en el limbo internacional. Aunque pertenece a China cuenta con un régimen especial, con su propia moneda y seguirá así hasta el 2047. Veremos que pasa cuando le digan a la gente que tiene que cambiar de sistema económico.
El hostal está reservado por internet. Ha de cumplir dos condiciones: no ser caro y no estar en Chungking Mansion. El primer objetivo lo conseguimos, fracasamos en el segundo.
Chungking Mansion es un edificio enorme con multitud de hostales y albergues, situado en Nathan Road, la principal arteria de Hong Kong. Es una locura de edificio. Indios, pakistaníes, nortefricanos, jamaicanos, chinos, etc. Gente de todas las etnias y orígenes se mezclan en la calle y en su interior para ofrecerte habitaciones, comida, trajes, móviles, cámaras de fotos, drogas, sexo, relojes, etc. Tiene sabor y unos restaurantes indios para chuparse los dedos (si estás vacunado contra la hepatitis)
Al conseguir la habitación el primer lio, nos mandan a otra planta y la habitación no tiene nada que ver con la información de internet. Era de esperar. En Hong Kong, además, las habitaciones, y las casas en general, son muy pequeñas. Poco espacio y mucha gente.
Para la cena quedamos con amigos de Tania. conocemos a Miles un chico de Hong Kong que nos acompañara enseñándonos su ciudad.
Cenamos en un restaurante cantones. Un restaurante cantones viene a ser un chino de los de toda la vida. Sirve para comprobar que lo que ofrecen en los restaurantes chinos es...comida china (cantonesa para ser más exactos). Cerdo agridulce (tal vez se diferencie del que ponen en muchos restaurantes en que es cerdo rebozado y no harina frita a la que le han inyectado micropartículas de cerdo), ternera con pimientos, arroz tres delicias (que parece sacado de un paquete de findus) y otros clásicos (incluyendo rollitos de primavera).
El miercoles vamos a la isla de Lantau donde esta el gran Buda y el templo de Po Lin, que constituyen el principal centro budista (la religión mayoritaria) en Hong Kong. El gran Buda construido hace poco más de 15 años simboliza el equilibrio entre el hombre y la naturaleza.
En la comida probamos la especialidad de Hong Kong, los dim sum. Miles debió picase anoche cuando comentamos que la comida había sido escasa y más de 200 dim sum de todas clases pasaron por la mesa. Comimos hasta reventar y más de un tercio de la comida sobró (en tuppers y para la cena). Estabamos acojonados por la cuenta, mientras nuevas cestas no dejaban de llegar. Afortunadamente los dim sum no son un bocado caro...
Tarde de regarteo en Lady Market y por la noche vemos el espectáculo de luces del puerto con el skyline de fondo. La vista urbana más impresionante que recuerdo. Alucinante. Cuando por primera vez giras para llegar al puerto y ves los rascacielos iluminados te sientes transportado al Los Angeles de Blade Runner. De hecho la isla no dista mucho de esa distopía. Los lujosos rascacielos están llenos de gente elegantemente vestida, con traje y corbata, tiendas caras y perfectamente acondicionados. Muchos de ellos intercomunicados. En la calle todo es distinto.


El resto de los diás visitas a distintos mercados (la ropa en los mercadillos es barata, la electrónica en general no demasiado -un 10% más barato que en Taiwan- y encima tampoco tienes e-books) y algunos barrios de la ciudad. La mayoría de los edificios parecen tener más de 20 plantas. La precariedad de algunos edificios y el hacinamiento (en especial en los barrios con mayor dendidad de población) contrasta con los imponentes rascacielos.
Intentamos visitar el templo de los mil budas. Digo intentamos porque de hecho fracasamos. Llegamos a la parada de metro correspondiente pero confundimos el templo con un cementerio y pense: claro se llama de los 10.000 budas por las almas que aquí descansan. Va a ser que no, el templo era otro.
Una de las noches subimos a la principal atraccion turística de la ciudad, el peak. No es más que un pico en lo alto de la isla lleno de tiendas y restaurantes pero que ofrece una vista inigualable de la bahía.


Otra maravillosa vista la ofrece Avenue of Stars, una calle al estilo del paseo de la fama de Hollywood donde los únicos nombres que reconozco son el de Jackie Chan y el de la gran estrella honkonesa: Bruce Lee.
Una cerveza bajo y sobre las estrellas con maravillosas vistas de fondo pone fin al día.
En cuanto a la vida noturna: tengo la impresión de que en Hong Kong en un sitio u otro siempre hay Lady's night (las mujeres beben gratis). Mong Kok además del mercado tiene una zona chula de bares. La música de los garitos está muy alta y estando en la calle tienes la impresión de estar dentro de una discoteca al lado de los bafles. Tomamos algo en un bar. El camarero, Keni, es de Malaga, se porta nos invita a una ronda y unos chupitos, como debe ser. Tengo la impresión de que todo el mundo que esta de fiesta es turista, pero Keni me confirma que hay pocos turistas y la mayor parte de la gente que hay por allí es gente que trabaja y vive en Hong Kong
Hablo con Miles de la situación de Hong Kong y China. Él, como todos los honkoneses, tiene una tarjeta para entrar y salir libremente de China y un pasaporte honkonés. Se siente honkonés y sabe que es chino, lo cual no le molesta. Le pregunto que que cree que ocurrirá en 2047, como aceptará la gente el cambio de situación. Habrá problemas. Parece ser que Hong Kong depende económicamente de China (con muchíííísima diferencia el principal inversor allí). Las protestas serán menores.

La última noche no la teníamos reservadas y no hay habitaciones en nuestro hostal. Dejamos Chunking Mansion para ir a la manzana de al lado. Más de lo mismo, las habitaciones un poco más pequeñas si cabe, pero algo más renovado. El patio interior está de obras, alucino con los andamios: están hechos con bambú. La foto es de un decimoquinto piso y la ostia si te caes es de premio. El operario se mueve por los andamios como si nada. Si viene una inspección de seguridad ...

Aprovechamos el último día para ir a la playa. Al alejarnos del centro el inglés de la gente cae por enteros. Perfecto en el centro, casi nulo en la afueras. La playa no está mal y vale para darse un baño y coger el avión lleno de salitre.

El domingo Antonio deja Taiwan, el lunes Tania. Se acerca el final.

domingo, 30 de agosto de 2009

Fugu...va a ser que no

Algunos aseguran que el Fugu es uno de los mayores placeres culinarios.
Hay que estudiar más de 4 años en Japón para obtener la licencia para prepararlo (tal vez sea posible hacerlo también en Corea), pues el pez globo tiene, el más poderoso de los venenos del reino animal.
En Europa está prohibido cocinar Fugu. En Taipei hay un restaurante donde lo preparan. Todo está listo desde hace semanas para ese gran momento. Todo menos la reserva. Al llamar para hacerla: lo sentimos pero el Fugu sólo está disponible de diciembre a febrero.
Mi gozo en un pozo :(

domingo, 23 de agosto de 2009

Sun Moon Lake y los 4 Picos de Wu-Lin

El último fin de semana antes de que algunos regresen a sus lugares de origen nos dirigimos al Sun Moon Lake. El sábado por la mañana cogemos un tren hasta Taichung, en el centro de la isla. La idea, una vez allí, es alquilar una scooter y hacer con ella el recorrido hasta el lago, unas dos horas.
Alquilar una moto no resulta sencillo. En la estación hay una pequeña oficina de información turística y la chica que trabaja allí no indica que no podemos alquilar una scooter sin un carnet taiwanes (ni siquiera le vale el internacional, que me molesté en sacar en Barcelona, pero no de validar en Taipei), lo cual es falso. Muchas compañías no quieren alquilar a extranjeros por miedo a las multas y en un paseo por los garajes que hay alrededor de la estación comprobamos que efectivamente es así. Tras una hora de llamadas encontramos una empresa donde podemos alquilar las motos.
Sin GPS ni mapa de carreteras no resulta sencillo moverse. Acabamos en la autopista. No tendría nada de raro si no fuera por que las scooters, aunque tengan una cilindrada superior a 125cc., no pueden ir por autopista en Taiwan.
Los coches que pasan a nuestro lado nos indican que tenemos que salirnos. Las reacciones son de lo más variadas. Algunos calificaron la experiencia como el susto de su vida, otros ni se dieron cuenta de que no podíamos circular por esa vía y pensaron: que maja esta gente que saluda constantemente hasta en la carretera. Por mi parte sólo pensaba en no encontrarme con la policía.
Una vez fuera de la autopista la carretera cruza por campos de arroz hasta las montañas por donde asciende hasta llegar al lago.
Comienza a llover de forma seria. Compramos un plástico en un 7-eleven que nos sirve de chubasquero cuando estamos ya calados hasta los huesos. El plástico no vale para protegernos de la lluvia pero hace que la ley de Murphy se cumpla a rajatabla: nos ponemos el chubasquero y deja de llover.
El Sun Moon Lake resulta ser un centro turístico, agradable y bonito, pero sin más. Tenemos la suerte de coincidir con un festival de música clásica. Donde la orquesta sinfónica de Taiwan junto a Hu Nai-yuan interpretan un concierto de Beethoven para violín.
El domingo una vuelta por el lago y regreso a Taipei.


La semana pasa estresante pues se acerca la fecha de varias entregas y aún queda trabajo pendiente. Aún así el miércoles fiesta por todo lo alto de despedida. El jueves por la noche Antonio y yo nos vamos a la montaña. El viernes Ester, Marian y Martín dejan Taiwan.

Algo menos de la cuarta parte de la isla tiene tierras cultivables, el resto está ocupado pro agrestes cadenas montañosas de origen volcánico. Esas montañas son nuestro próximo destino.
La superficie llana de Taiwan es aproximadamente la cuarta parte de la isla y tiene aproximadamente la extensión de la comunidad Madrid. En ella se concentran cerca del 80% de la población, algo más de 20 millones de personas.
En un principio queríamos subir a la montaña de Jade (Yu San), el pico más alto de la isla con algo más de 3.900 metros. Para ello contactamos con un club de montañismo, ya que se requiere una licencia especial para acceder al mismo. Por desgracia el tifón ha destruido el camino de acceso y no podremos subir. Iris, nuestro contacto en el club nos propone ir a Wu-Ling y nos asegura que como ruta de montañismo resulta mucho más interesante que Jade, ascendiendo a 4 picos (Tao 3.325, Kalahei 3.133, Chihyou 3.239 y Pintian 3.524). Además nos acompañaran porteadores locales llevando la comida y lo necesario para prepararla.

La ruta consta de tres etapas la primera es una dura ascensión desde los 1.800 m hasta 3.320 del monte Tao en menos de 5 kilómetros.
El camino en la primera etapa está perfectamente marcado y salvo en algunas zonas donde hay que literalmente atravesar el bambú muy cuidado. El cuidado de los caminos contrasta con los escasísimos recursos del refugio.

Lo primero que llama mi atención es que la vegetación de montaña es semejante a la que se encuentra en España, con la excepción de algunas especies de bambú, y que contrasta con los bosques tropicales a los que la isla me tiene acostumbrado. Las especies predominantes son distintos tipos de coníferas, entre las que destaca el pino taiwanes que decora el paisaje con unas piñas de color azul oscuro con motas blancas y que se puede encontrar hasta alturas de 3.300 m (el paisaje a 3.000 metros de altitud aquí es más propio de una altitud susancialmente menor en otras formaciones montañosas en las que he estado)

Desde Tao, por la cresta de la montaña nos dirigimos a Kalahei y vuelta al refugio. Este trayecto resulta ser un machacapiernas con empinadas subidas y bajadas. La vista desde el pico no merece la pena y lo único por lo que la paliza merece la pena es por contemplar el mar de nubes a nuestros pies y la ruta por el bosque.
Casi 5 horas más tarde acaba de llegar la expedición, me muero de hambre y el arroz, tofu y carne que nos prepara el cocinero me sabe a gloria bendita.
Por la noche hace frío, concepto que pensé que había desaparecido en Taiwan, y no tengo equipo para ello. Por fortuna en el refugio y dentro del saco se está bien.


La segunda etapa va del refugio a Pintian pasando por Chihyou. Es menos dura, algo más técnica y muchisimo más divertida. El ascenso a Pintian culmina con una bajada de unos 100 metros y una subida posterior de poco más por una pared vertical.
Las vistas desde Pintian son impresionantes, y a un par de kilómetros se puede ver la Snow Montain, la reina de Wu-lin con sus más de 3.800 metros. El ascenso hasta ella hubiera requerido una jornada más u otro planteamiento. Me quedo con las ganas de coronarla.

La última jornada es de descenso y mis rodillas la soportan mejor de lo esperado. En la foto: Antonio, Gordon, Iris, Megan, Miquel y yo.


Tras ello nos dirigimos a unas hot springs. La ducha me sienta genial (aunque me había acostumbrado al aroma agrio del sudor acumulado) y mis musculos agradecen el agua caliente de las hot springs. Cenamos todos juntos y fin del recorrido.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Las Islas Filipinas

Finalmente el domingo salimos hacia Filipinas. Allí el plan era visitar Manila y Boracay, pero al tener únicamente 4 días disponibles cambio de planes y decido quedarme en Luzón (la mayor de las islas que componen el archipiélago y donde se encuentra Manila)

El domingo por la tarde salimos finalmente con dirección a Manila. En el avión escucho el tagalo, no entiendo nada, pero entremedias aparecen multitud de palabras en inglés y en español. Precisamente lo primero que me llama la atención al llegar a Manila es que todos los carteles están en inglés así como toda la publicidad. De hecho el 90% de los filipinos con los que intercambie alguna palabra hablaban inglés a la perfección y en una librería en la que entré en el centro de la ciudad costaba encontrar libros en tagalo.

'Hola' se dice 'como estas'. Eso explica el comentario de Esteban en Lanyu que nos contó que la gente de la isla entendía cuando les decías '¿cómo estas?' pero no sabían contestarte.

Al llegar buscamos alojamiento en el barrio de Malate. Si Bangkok y Taipei tenían múltiples elementos en común, Manila a penas se les parece.

La ciudad es un auténtico caos. Los vehículos pitan sin cesar por la calzada y por las aceras niños pequeños se acercan mendigando a cualquiera con cara de extranjero. Los jeepneys, la reutilización tuneada de los jeeps que los americanos dejaron tras de sí después de la guerra mundial, cumplen la función de los autobuses y contribuyen con sus pitidos a la melodía de la ciudad.

En un 7-eleven compramos unas cervezas, la cerveza local es...San Miguel, en botella 19 pesos (unos 30 céntimos). En el siguiente que encontramos paramos de nuevo para una segunda ronda. Acostumbrado a Taiwan, llevo mi botella conmigo. Repostamos y le dejo la botella vacía en el mostrador tras haber comprado una nueva. El dependiente me mira con cara de: ¿que quieres que haga con la botella, beberme tus babas? Tras mirar a la calle yo la interpreto como: Tira la botella donde te salga pero no es mi problema.

Manila, la capital de Filipinas se encuentra en el centro de la isla de Luzón, la mayor de las islas que componen el archipiélago filipino (más de 7000 islas). El domingo nos dirigimos hacia el sur. El plan es visitar el volcán de Taal y continuar hasta el sur para cruzar a Puerto Galera en la isla de Mindoro.

El domingo por la mañana conseguimos contratar un taxi para que nos haga el recorrido y nos vaya esperando en las distintas paradas. Finalmente nos cobra 3500 pesos y estará con nosotros desde las 11 de la mañana hasta las 8 de la tarde.

En la salida de la ciudad vemos varios suburbios, las condiciones de algunos de ellos son verdaderamente miserables. Al pasar por alguno de ellos el conductor me indica que tenga cuidado con la cámara al bajar la ventanilla.

En la carretera en un letrero en inglés se lee: “no escribas mensajes de texto mientras conduce”. Yo pienso: ¿quien narices escribirá sms mientras conduce? Mi pregunta obtiene una rápida respuesta. El conductor de mi taxi.

Nuestro primer destino es ... para visitar el volcán de Taal. Se trata en realidad de una cadena de volcanes, varios de ellos en activo, situado en el interior de un lago. Una barca nos cruza hasta la isla de los volcanes (el conducto aprovecha y se viene con nosotros) y allí iniciamos la ascensión a uno de los cráteres. En la orilla hay un pequeño pueblecito, donde nos ofrecen la posibilidad de subir en un caballo famélico (y eso que allí hay forraje para aburrir), pero preferimos hacerlo a pie.

Con el sol apretando ascendemos hasta el crater por los caminos en la ladera del volcán que la lava ardiendo ha dibujado. En el interior del crater hay un lago de agua hirviendo, que constituye un lago en el interior de otro lago. Las paredes interiores escupen humo. Un coco recién abierto nos sirve de refresco.

Al otro lado del lago se encuentra la ciudad de Taal, le pedimos a nuestro conductor que nos lleve allí. Rodeamos el lago por una carretera municipal, que atraviesa pequeños pueblecitos en medio de la selva de palmeras. Las carreteras están llenas de triciclos, una moto al que le han puesto un armazón que lo convierte en un sidecar para el transporte de viajeros.

Al llegar a Taal esta a punto de amanecer damos una vuelta por el centro y atravesamos un mercado donde aún quedan algunos pescados sin vender posados directamente sobre el mostrador y algo de adobo.

Nuestro destino final es el puerto de Batangas desde donde salen los barcos hacia la isla vecina. Al llegar es demasiado tarde para cruzar así que hacemos noche en una pensión del puerto.

A la mañana siguiente cruzamos a Puerto Galera con destino a la white beach. Aguas turquesa y bosques de cocoteros nos reciben. Se trata de una zona turística que ahora en temporada baja está medio desierta. Aún así no falta gente que nos acose tratando de vendernos todo tipo de excursiones o quincalla.

Tras la comida y un par de horas en la playa, tratamos de buscar una scooter para dar un paseo por la zona (soy culo de mal asiento). Preguntamos en un chiringuito, la mujer pregunta al de la tienda de al lado y este a su primo. A los 5 minutos un tipo nos ofrece su moto, tras el regateo de costumbre consigo un vehículo a buen precio sin luces. El dueño me pide que no atraviese el centro de Puerto Galera, para evitar el control policial. Le indico que tengo todos los papeles en regla (en realidad el permiso de conducir internacional no lo tengo validado en Filipinas, pero eso no debería ser un problema) al final parece ser que tiene alguna multilla pendiente.

Nos dirigimos a recorrer el norte de Mindoro Oriental, desde Puerto Galera hasta poco más allá de San Teodoro. La carretera se convierte en camino poco más allá de Puerto Galera, asciende por la montaña cubierta de selva tropical y ofrece unas vistas increíbles de la bahía. Por el camino atravesamos pequeñas poblaciones rurales. La gente saluda y sonríe al vernos pasar y en cuanto te detienes a comprar agua o algo para comer te ayudan con cuanto pueden sin agobiarte pretendiendo venderte nada. En cada rincón la gente habla inglés o al menos lo chapurrea o te entiende gracias a los gestos que acompañan las palabras y hace lo posible por comunicarse. Tal vez la gente sea más pobre por esta zona que en la ciudad, pero no hay tanta miseria.

Un par de bellas cascadas, jeepneys, autobuses con escolares hasta en el techo, cocoteros y sonrisas nos acompañan en el pequeño viaje.

Cena y cerveza en la playa y al día siguiente de vuelta a Manila dejando atrás el paraíso. Esta vez cogemos un autobús desde Batangas. Los asientos son para espaldas estrechas y los amortiguadores gastados convierten al autobús en una montaña rusa. El bus hace paradas para que suban vendedores que ofrecen cacahuetes, bebidas, empanadillas, dulces, etc. Lo mismo a la entrada de Manila. El tráfico hace que la entrada en Manila se haga eterna.

Nos reunimos todo el grupo en Manila y nos acercamos a visitar Intramuros. Es algo parecido al casco antiguo de la ciudad. Una pequeña ciudad dentro de otra. Al entrar te aislas de los pitidos de la ciudad. Edificios de arquitectura colonial vestigio del paso español por la ciudad. Un paseo por allí visita a la catedral y a otra cosa.

La última tarde la pasamos por los barrios de Malate y la Ermita, entrando en algún Mall, comiendo algo en la calles y paseando sin rumbo fijo.

La comida filipina (la que tengo oportunidad de probar) no resulta especialmente exótica y la influencia española se deja notar. Los platos más comunes son el adobo, la caldereta y diversos pescados, generalmente fritos. Un plato que me gustó fue el sisig, trocitos de carne de cerdo, oreja y en algunos casos higado. Entre los dulces destaca una especie de torta de cacahuetes que venden por todos lados. Los batidos son deliciosos, me encanto el de mango y me quede sin probar el de aguacate.

El día 13 de Agosto cumplo 32 años. A las 7 de la mañana vuelo desde Manila hasta Taipei. Del aeropuerto directamente a la universidad donde tengo la última sesión del english colloquium. Por la noche una cena con amigos en mi barrio, Shipai.


viernes, 7 de agosto de 2009

La visita de Morakot

Un tifón llamado Morakot se acerca a Taiwan y esta vez su centro pasará directamente por Taipei. Llevo en este país un mes y medio. En ocasiones ha habido una tormenta de verano que no dura más de una hora, pero el sol ha sido predominante.
A las 12 he acabado la presentación. Son las cinco de la tarde y no ha dejado de llover intensamente desde entonces. Me recomiendan que compre comida para un par de días por si acaso. Veremos que pasa...

Mediante el chat una compañera me avisa: al día siguiente cierran colegios y universidades y no hay que ir a trabajar.

Equipado con dos sandwiches, una ensalada, dos cafés, dos litros de agua y un artículo por terminar me encierro en casa para pasar el jueves. El viento sopla con fuerza y por la noche no me deja dormir bien. Madrugo. El agua cae a mares. La temperatura es de cerca de 30 grados afuera y un poco menos en mi habitación gracias al aire acondicionado. No se está mal.
Acabo mi artículo, la comida y cierro el blog. Son las 7 de la tarde y sigue lloviendo. A ver si Morakot se calma un poco y puedo quedar con alguien que aquí me aburro. Espero que mañana mi avión con destino Manila pueda salir.
Si las cosas se ponen dificiles no me quedará más remedio que tirar del paquete de jamón ibérico que me metió mamá en la maleta y que pensaba compartir con la gente del departamento. ¡Hay que sobrevivir!

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Los daños causados por Morakot son mucho mayores de los que pudé llegar a imaginar. El tifón causo daños materiales en el sur y el este de la Taiwan, principalmente por las inundaciones y deslizamientos de tierra. La peor catastrofe de los últimos 50 años. Oficialmente 125 personas han perdido la vida. Extraoficialmente un compañero de la universidad me cuenta que más de 500 personas muerieron sepultadas en una pequeña población al este de la isla al ser arrasada la ciudad completamente y un paseo por la web muestra número aterradores. En el norte de la isla, donde se encuentra Taipei, los daños materiales y personales no fueron tan notables pese a ser atravesado por el núcleo del tifón.

La gente ha empezado a pedir la dimisión del actual presidente y éste se excusa en que la fuerza del tifón fuera del epicentro era impredecible.

A un nivel infinitamntente más banal, me costó un día y medio de estancia en Filipinas, quedarme sin excursión al pico más alto de Taiwan (Jade Montain) por los daños en el parque nacional y en las carreteras de acceso y un paraguas – pocas cosas resultan tan inútiles bajo un tifón como un paraguas, sólo vale para entretenerse evitando que te saque un ojo. Además se estropeo el aire acondicionado del despacho y el calor se hace insoportable.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Las islas: Lán Yǔ y Lǜ Dǎo

El destino del primer fin de semana de agosto no será Robleda de Sanabria como acostumbra, sino las islas orientales de Taiwan: la isla de las orquideas (Lanyu) y la isla verde (Ludao).
El jueves a las 12 de la noche cogemos un tren que nos lleva a Taitung desde donde cogeremos el barco a las 6:30 con destino a Lanyu.
El barco tarda más de tres horas en llegar hasta la isla y el viaje no es apto para estomagos delicados. Aún así la parte final se ve amenizada por la presencia de peces voladores y delfines.
La isla es un paraiso terrenal. Tupidas montañas y agreste costa -¿alguien ha visto Lost?. Está habitada por población aborigen, los Yami, que fueron los únicos pobladores de la isla hasta el siglo XX. La gente mayor no habla mandarín (no creo que eso sea un problema) sino un idioma propio emparentado con el Tagalo. La isla está comunicada con Taiwan mediante un minusculo aeropuerto y un barco diario (si el tiempo lo permite)
La fauna de la isla se compone de cabras (resulta curioso encontrar una cabra en el lugar donde uno esperaría ver una gaviota), cerdos salvajes, pequeños geckos, ranas, multitud de insectos y una especie endémica de buho que no veremos por ningún lado.
La gastronomía se basa principalmente en pescado (el pez volador parece la estrella de los pucheros), carne de jabali, de cabra y algas (que a la plancha y con ajito están deliciosas)

Llegamos a la isla y tras probar el pez volador en la comida alquilamos unas scooters para poder movernos por la isla en un pequeño negocio junto al puerto.
Los rasgos de la gente son más duros que los de los taiwaneses, lo que hace que a primera vista parezcan enfadados. Siendo educado (pedir permiso antes de hacer una foto) resulta fácil arrancarles una sonrisa y como iremos descubriendo son muy hospitalarios.
Compro unos moluscos a una señora que me indica con gestos que estan deliciosos. Con un cuchillo que asustaría al propio Maquinavaja me ayuda a sacar el bicho de su escondite.
En la isla no hay cajeros automáticos y algunos andamos justos de dinero. De cualquier modo pensamos que entre todos no tendremos problemas. Ilusos.

En la isla hay un par de hostales pero buscamos alojamiento en uno de los pueblos en alguna casa privada.Por fortuna encontramos a un chico taiwanes que habla perfectamente alemán y nos ayuda haciendonos de interprete. Una habitación con 5 colchones en el suelo, pero bastante acogedora.
En poco más de una hora se rodea la isla. Por el camino, como niños pequeños, exploramos pequeños senderos y grutas escavadas caprichosamente por el viento y el mar.
Para cenar vamos a un pueblo a poco mas de 10 minutos de donde dormimos, preguntamos a una mujer que nos lleva al local que tiene y nos da de cenar estupendamente, invitandonos además a probar una fruta parecida a los lichis, con menos carne y más sabrosos.
Al día siguiente madrugamos e iniciamos una ruta de algo más de dos horas que nos conduce atraves de las montañas hasta un lago que se forma con las lluvias. El camino cominenza sencillo, pero pronto aumenta la pendiente con una fuerte pendiente y nos vemos descendiendo paredes con la ayuda de lianas en medio del calor de la vegetación selvática.



Al día siguiente debemos coger el barco para ir a la siguiente isla, Green island, pero tras dos días soleados un tifón pasa cerca y no sale ningún barco. Nos informan de que el temporal puede durar varios días y estamos sin blanca...con el dinero que tenemos podemos pasar un día sin problemas pero si hay que estar más tiempo la cosa no pinta muy bien.
En la otra isla tenemos reservado un hostal junto a un paquete que incluye snorkeling en el arrecife de coral y la visita a unos baños termales. El pavo con el que lo hemos contratado nos dice que no nos puede devolver la pasta, pero puede enviarnos 3000 NTDs mediante un amigo suyo en la isla. Para ello debemos ir a un pequeño restaurante cerca del aeropuerto y decir la palabra clave: Jacks. Así que ahí estaba yo como la jamona del anuncio, entrando en el local donde una familia come tranquilamente y diciendo: busco a Jacks.
En la tiendecita del puerto nos dejan quedarnos a dormir, hay suelo para sobar, baños y por poco dinero podemos comprar platos de pasta instantanea a la que basta añadir agua caliente. Pasamos allí la tarde, conversando con los pescadores (filipinos e indonesios) de un pequeño barco que han tenido que dejar de faenar y se han visto obligados a atracar en la isla.
No hace frío pero llueve con ganas, al salir es mejor hacerlo descalzo y en bañador pues la riada de agua que baja no permite andar con sandalias. Si hay suerte en breve empezaran a crecer champiñones entre los dedos de mis pies ayudando a solventar el problema de la alimentación.
Al levantarnos vemos que el barco de pescadores ha zarpado lo cual parece indicar buenas noticias.

A las 3:30 sale el barco que va directamente a Taitung y no para en Green Island. Da algo de pena dejar un lugar tan maravilloso y auténtico.
Hacemos noche en Taitung, no sin antes sacar dinero. Decidimos extender un día más la estancia para ver Green Island (alojamiento y actividades ya estaban pagadas). Tras negociar con la compañia, policia marítima mediante, conseguimos que nos den un billete a Green island de ida y vuelta por no haber parado en la isla.
Green island es más pequeña que Lanyu. La isla se utilizó como carcel para disidentes políticos, o como dice el cartel de la entrada de la prisión, campo de reeducación (los políticos y en especial los dictadores tienen un sentido del humor a la hora de elegir eufemismos...). La isla es muy bonita pero muy turística y carece del encanto de Lanyu.
Aprovechamos el sol reinante para hacer snorkeling. Nos vestimos con traje y zapatos de neopreno que a juzgar por la forma en que los lavan resultan un invernadero para champiñones de pies (ya no hay problemas económicos por lo que no me seduce la idea). La isla esta rodeada por un arrecife de coral. Conducimos a una entrada y nos llevan a todos agarrados a un flotador. Bajo el agua un universo nuevo se abre ante mis ojos. Cientos de peces tropicales reunene increibles combinaciones de miles de colores; no puedo cerrar la boca. El guia entiende que podemos nadar, algo que no es costubre entre los taiwaneses y dejamos los flotadores, nos quitamos los salvavidas y con las aletas nos sumergimos lo que los pulmones nos permite. Genial.

Lo único destacable, por lo demás, en la isla, tras haber estado en Lanyu, son unos baños termales marinos que hay. El agua del mar se filtra al interior de la tierra y vuelve a temperaturas entre 30 y 80 grados. Varias piscinas naturales y otras artificiales con estas aguas constituyen una de las tres únicas hot springs con agua salada del mundo. Disfrutamos de ellas de noche, acompañados por las estrellas.

El miercoles por la mañana regresamos finalmente a Taipei. Al darme una ducha y poder ponerme después una camiseta limpia siento que me estoy desprendiendo de una parte de mi...
Me espera una larga noche preparando la última de las presentaciones que he de hacer en la universidad.