martes, 28 de julio de 2009

El norte de Taipei

El viernes 17 algunos amigos deciden ir hacia el este de la isla. No puedo perder todo el finde así que decido quedarme por el norte.

A poco más de media hora de Shipai, el barrio donde vivo, al final de la linea de Danshui, (la linea roja, que curiosamente no pasa ni por Ventas ni Pza. Cataluña) se encuentra...Danshui. Se trata de una pequeña ciudad costera, con algunos restos de la presencia española.

Hay un mercado diurno, cosa bastante extraña, que cierra al medio día. Esta compuesto estrechas callejuelas, en algunas apenas entra la luz, donde se vende ropa, pescado, marisco, carne y todo tipo de frutas. Un sitio curioso, pero mucha gente en muy poco espacio. En el centro del mercado el correspondiente templo, en esta ocasión como parece oportuno, dedicado a Matzu, dios del mar.

Nos dirigimos al fuerte Santo Domingo, un paseo de 20 minutos para ver...nada 4 ladrillos reconstruidos.

Me he puesto gafas de sol para pasar desapercibido entre la multitud y que mis ojos no me delaten. El disfraz de lugareño no está demasiado conseguido, tal vez sea la barba, la próxima vez me afeitaré

Un pequeño paseo por alguna de las calles características de la ciudad y marcha al próximo destino.

Un par de paradas más cerca de casa, en Guandu, se encuentra el templo de más antiguo del norte de la isla. Está dedicado también a Matzu. Fue fundado en 1661 y su nombre original era 'Templo Ling-shan (monte Ling)', en mandarín se entiende, pues ese es el monte en el que está situado.

Según la leyenda, en 1895 tres higueras de Bengala situadas a la entrada del templo murieron repentinamente la misma noche. La gente creyó que era un mensaje de Matzu y efectivamente en breve la zona fue ocupada por los japoneses.

El templo está lleno de dragones tallados exquisitamente en los pilares, esculturas de leones de piedra y murales. Las puertas están talladas -lo común es que estén pintadas- y las vigas bellamente decoradas y pintadas.

En el altar mayor se encuentra una imagen de Matzu. Tiene cara de bueno en contraste con la cara feroz de las figuras a su lado, que vigilan con cara de 'cuidado con lo que haces que te estoy viendo'.

A la derecha de Guandu Templo en sí, hay una cueva y en la parte trasera un altar dedicado al Buda Guanyin, tesorero de la misericordia. En Taiwan la religión principal es el taoísmo, pero mezclado con múltiples elementos budistas.

Siguiendo el camino en dirección a mi casa paramos en Beitou. Beitou es conocido por sus aguas termales. A lo largo de toda la geografía de la isla hay lugares con estas aguas y su explotación cobró fama a partir de la ocupación japonesa (los japoneses son fans de los hot springs). Un paseo por el parque principal por el que baja un riachuelo. La vereda de este rio no refresca lo más mínimo y a su vera la temperatura es aún más alta. Una visita al valle del infierno, una piscina natural con agua a mas de 80 grados (no apto para el baño por razones obvias) y estamos listos para probar las aguas termales. Elegimos unas públicas, la entrada son 40 NTDs. Son unos baños mixtos y hay que llevar bañador. En algunos otros, los baños de hombres y mujeres están separados y la ropa no se permite. Está gente parece muy pudorosa.

Con la sudada del día, es la misma casi todos los días, me muero de ganas de probar estas aguas relajantes.

Varias bañeras de unos 5 metros de diámetro, en la ladera de la montaña componen el recinto. En ellas el agua esta a distintas temperaturas y todas con un ligero olor a azufre que no resulta desagradable.

Comenzamos por la más caliente. 42 grados. ¡Su madre como quema! Si no viera a otra gente parpadear cuando están dentro pensaría que se están cociendo y que mi piel se escaldará en breves segundos. Poco a poco consigo entrar. Acabas acostumbrándote pero la temperatura es excesiva para decir que llegue a estar a gusto. Será buenísimo y saludable para lo que sea pero quema de narices. Al salir, con mucho cuidado, pues el bajón de tensión es importante y parece que llevo un globo de impresión.

La temperaturade las piscinas va descendiendo hasta llegar a una más o menos fresquita donde creo estar en la gloria. Allí se hace de noche.

El domingo por la tarde una pequeña rutilla por el parque nacional de Yang Ming. Se trata de un bosque tropical al norte de la ciudad de Taipei y muy cerca de donde está la universidad donde estoy. Un autobús nos lleva desde Shipai hasta la entrada en menos de 20 minutos.

Al adentrarnos en el bosque un sonido lo invade todo, parece el grito de un animal, que calla para que otro de su misma especie le conteste, Finalmente descubrimos al causante. Una especie de grillo gigante, pero demasiado pequeño para tanto alboroto.

En apenas una hora completamos nuestro camino en un mirador sobre la cuidad junto a un pequeño pueblo. Para hacer tiempo hasta que se haga de noche y ver la ciudad iluminada nos acercamos al mismo. Se trata de una población de no más de 10 casas entre campos de cultivo. Según paseamos un chiquillo nos da voces desde una terraza. Nos acercamos, se trata del exterior de una casa acondicionado a modo de casa de comidas. Con las pocas palabras en inglés que sabe se hace entender: tea, bier, eating. Nos cae bien y el sitio tiene su encanto decidimo tomar una cerveza y ya metidos en faena cenar allí. Unos camarones fritos con guindilla y cebollino, una colección de boletus y unas verduras que el chico ha dicho que le molaban. Cenamos de maravilla.

El miercoles por la noche los compis de la unio me llevan a cenar a un restaurante de comida taiwanesa.

Taiwan es una ciudad con muchiiisimas scooters y tráfico totalmente caótico: que para un autobus delante de mi, pues me meto por la acera con la moto y aviando.

La cena se compone de sashimi, tofu frito, una sopa con todo tipo de movidas, unos rollitos de carne, una ensalada exótica, un plato que entiendo que es algo parecido a los callos y de postre guava (una fruta que no conocía antes de llegar aquí y que parece un limón gigante por fuera con carne semejante a la manzana por dentro), unos pastelitos dulces y mininaranjas como las que tenía en mi terraza de Barna caramelizadas. La cena muy agradable y la compañía aún más. Ellos queriendo saber cosas de España y yo cosa de Taiwan. Por desgracia no me puedo ir muy tarde, he de acabar la presentación del día siguiente, poner la colada y dejar lista la maleta. Próximo destino Bangkok, Tailandia.

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