viernes, 10 de julio de 2009

¿Y una vez orientados?

El viernes regresamos cada uno a su casa.
Lo primero de todo será poner una lavadora porque esta semana ha agotado mis reservas de ropa interior y exterior.
Paso por la tienda de turno, consigo detergente y me dispongo a hacer la colada. Un pequeño obstaculo me lo impide: la indicación de los programas de la lavadora me suenan a chino. Tendré que esperar a encontrarme a algún vecino (el domingo solucioné el problema)

Tras una cura de sueño me dirijo al centro un paseo y fiesta por la noche en la que creo que es la discoteca más pija de todo Taipei, el Luxy (sólo he estado en esa pero es difícilmente superable). 600 NTD con dos consumiciones. Muy similar a una discoteca bien montada europea, somos recibidos por atractivas jovenes locales lígeras de ropa y armadas con botellas de tequila para derramarlo en las gargantas de los sedientos clientes. Concurso de DJs, malabares en la barra, etc. Pues eso, fiesta que acabó como las de hace mucho mucho tiempo en Inn, o hace sólo mucho tiempo en el Zapata, bailando en el escenario. No soy fan de las discotecas, pero al que le gusten...ésta está muy bien.

El domingo relax, ya era hora. He recibido una invitación de la gente de mi departamento para asisitir a una fiestecilla de bienvenida en mi honor. Alucino y me siento un poco abochornado. Un compañero me recoge en la estación y me acompaña hasta el departamento donde el Pr. Houng (Allen a partir de ahora) y los demas compañeros me esperan.

Dos de mis colegas me enseñan el campus y me conducen después al departamento. El grupo al completo me da la bienvenida, cerveza taiwanesa, vino francés y viandas varias al estilo europeo, pizza, pollo, queso. Hubiera preferido algunas especialidades locales, pero aprecio, y mucho, el gesto de que hayan intentado conseguir comidas, exóticas por aquí, para que fueran de mi agrado (aún no saben que soy de buen yantar). La reunión es tranquila. La gente me cuenta en está trabajando y yo hago lo propio. Como regalo de bienvenida Allen me dice que me regalará una tetera: "el té en bolsitas no es la forma apropiada de beber té" afirma.
Al irnos le pregunto a un compañero que cual es el horario que tienen normalmente y que si la gente trabaja en el despacho (hay un despacho para los estudiantes). Me responde que de 8 de la mañana a 10 de la noche. Me atraganto y le miro con ojos como platos (como platos para el estandar occidental, para el asiático, mis ojos ya son de por si como platos así que debió creer que se me iban a caer). A las 8 de la mañana estoy en el despacho como un clavo. Soy el primero en llegar.
La semana comienza con la vuelta al trabajo. A la semana siguiente doy mi primera charla y he de revisar el artículo y acabar de preparar la presentación.
Los estudiantes son encantadores, me traen helados, fruta y están pendientes de mi. Reconozco que me siento como un animal exótico. Espero que se algún día se acostumbren a mi cara o no van a a ser capaces de trabajar nada.
Entre semana pocas novedades. Uno de los días como comenté una compañera me invita a ir a un KTV y otra de las tardes la pasó visitando uno de los mercados nocturnos y comiendo algo por alli con alguno de los compañeros que conocí la semana anterior. Cuando esté al día con el blog contaré como es un día cualquiera.
Un par de cosas aún han llamado mi atención durante esta semana.
La primera son las siestas. Entre las palabras que el castellano ha exportado a otras lenguas, siesta es una de las más celebradas. Si la tradición llegó aqui por los españoles que estuvieron hace siglos o no, no lo se, lo que puedo asegurar es que esta gente ha mejorado sustancialmente ese noble arte. ¡Joder que siestas se clavan!. En el sofá o en la mesa de trabajo, pero de pijama y orinal. Por lo que sé, por algunos compañeros españoles, en algunos laboratorios hasta piden que no se haga ruido a según que horas para no despertar a los que descansan. Por aquí la siesta es válida a cualquier hora del día.
El segundo es el tema de la basura. Ni en Taipei, ni en ninguna de las ciudades que he visitado hasta ahora hay rastro alguno de papeleras, sin embargo las calles está muy limpias y no se ven restos de ningún tipo. Así que si te tomas algo en la calle o bien te lo llevas a casa o compras algo más en otro lado y allí donde compras algo les dejas la basura de la compra anterior.
Según me han contado, la falta de papeleras tiene su justificación en la alta concentración de gente. Si hubira papeleras éstas estarían llenas en seguida y el ayuntamiento de turno no daría abasto a recogerlas.
Por las noches pasa un camión de recogida de basuras emitiendo una musiquilla (a horas prefijadas espero) y la gente baja sus bolsas de basura. Por fortuna el alquiler de mi habitación incluye la recogida de basura así que yo la dejo en el pasillo (aunque no produzco basura pues no como en casa)
Antes de cerrar este post un último apunte sobre otra diferencia cultural notable:
Si en España la gente se muere por torrarse al sol, aquí es justo lo contrario. Muchas mujeres (no he visto ningún hombre que lo haga) pasean protegidas del sol por paraguas y algunas incluso llevan unas mangas postizas que se ponen al salir a la calle. Aquí parece que los individuos de piel blanca tienen mayor exito reproductivo...

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