miércoles, 15 de julio de 2009

Experimentos culinarios y festivales de rock

El fin de semana del 11 de Julio, visitamos la Snake Alley y asistimos a un festival de Rock en Fulong.
El mercado de Huaixi, tiene el sobrenombre de Tourist Night Market y también se le conoce como Snake Alley. No es un mercado nocturno propiamente dicho y muchos taiwneses lo tildan de ser principalmente una atracción turística. Antiguamente, aquí estaba el barrio rojo (barrios chinos eran todos) de la ciudad. Se trata de un mercado cerrado, donde hay desde puestos de fruta y pescado a restaurantes exóticos, pasando por tiendas de ropa o de pócimas varias. Un lugar cuando menos curioso.
Hay mucha gente paseando, algunos de ellos con sus camaras. Pero el hecho de ser prácticamente los únicos occidentales en el mercado hace que no nos sintamos tan en Guirilandia.
El objetivo de la noche es probar la carne de serpiente, de ahí el nombre del mercado. El precio de estos manjares es sustancialmente más altos de lo normal pero aún dentro de lo económico.
La primera parada será para probar la sopa de tortuga.
Durante una época de mi primera juventud consumía gustoso películas de género gore. Uno de los grandes clásicos era 'Holocausto canival'. Pese a mi afición al género recuerdo que me resulto especialmente desagradable un par de escenas reales innecesarias de violencia con animales que hicieron que la película no figurara entre mis recomendaciones. En especial aún recuerdo una en la que se cepillan con un machete a una tortuga para despúes comersela. Bien, pues me di cuenta de que los personajes de la película no eran más que unos meros aficionados comparados con la señora del restaurante. En dos golpes de cuchillo, le quitaba el caparazón y limpiaba las visceras de la tortuga mientras esta aún se movía y pasaba a la siguiente.

Movido por una curiosidad pseudoantropólógica y siguiendo el ejemplo de tantos científicos antes que yo me paso mis valores por el arco y doy prioridad a ciertas teorías de la consciencia que defienden que las tortugas no son conscientes (siguiendo con mi honestidad intelectual que alguien me recuerde que una de las conclusiones de mi tesis ha de ser que efectivamente es así). Vamos a probarla.
Pedimos un par de sopas de tortuga para compartir entre los ocho que somos, pues varios no estań por la labor de probarla. Nos la sirven acompañada de un chupito de licor hecho con la sangre, un vasito que parece ser semén de tortuga (aunque me sorprende lo trabajoso que el proceso de extracción resultaría, considero que no es tan agresivo como el de obtención de la carne) y que resulta ser un licor hecho con los huevos y otro que no se que es ni consigo que me lo expliquen, pero que sabe a rayos.
La sopa de tortuga está deliciosa si bien la carne en sí tiene un tacto no demasiado agradable y está llena de huesecillos.
La siguiente parada tiene como objetivo probar la carne de serpiente. En un restaurante pedimos serpiente a la plancha, piel de serpiente guisada, ratón y abejas. Nos lo sirven acompañado de una colección de chupitos que siguiendo el ritual que el camarero nos indica mezclamos y consumimos, todos muy buenos para algo. Se trata de sangre de serpiente, bilis, pene (es una suerte que las serpientes tengan dos), huevo, veneno, ginseng y unas capsulas de aceite de serpiente.


La serpiente a la plancha es un guiso delicioso, la carne es suave de sabor y tacto agradable y está bien condimentada.
La piel forma parte de un guiso sabroso pero su tacto correoso que recuerdo a los intestinos repugna a algunos.
Las abejas rebozadas como si fueran chopitos, pese a estar un pelin saladas gustan a todo el mundo.
El camarero nos indica que el ratón es de los que se le da de comer a las serpientes, que no se trata de una rata callejera. Eso nos deja mucho más tranquilos. Está preparado con una suerte de salsa de soja y miel. Está bueno. Encontrar la cabeza entre las tajadas impresiona un poco y demuestra que efectivamente es ratón lo que comemos. En el ratón también la carrillada es un bocado estupendo, si bien algo escaso.


El sabado vamos a un festival de rock en Fulong. Fulong está situado en la punta noreste de la isla de Taiwan. Llegamos casi a las 7 de la tarde. Dos escenarios gigantes en la playa y cantidades inmensas de gente que hacen cola pacientemente para cruzar el puente hacia el lugar de los escenarios, alrededor de los cuales hay puesto de comida de todo tipo.
Al poco de llegar descubrimos una cola inmensa (como sea la del baño lo llevamos crudo). Los conciertos terminan sorprendentemente a las 10, con lo que, entre que llegamos y nos colocamos a penas nos enteramos del concierto (la cola era para salir de la playa)
El acceso al agua esta cortado y hay pocas cosas que me apetecieran en esos momentos más que un baño para quitarme el sudor y la arena. Damos una vuelta por los alrededores poblados de gente que sigue de fiesta y acabamos con un grupo de taiwanenes con los que lo pasamos en grande pese a nuestras casi nulas posibilidades de comunicación.
A las dos la playa está desierta, limpia y se puede acceder al agua. Maravilloso.
Un par de horas más tarde un pequeño chiringuito abre, con cerveza fría y música suave para hacernos creer que estamos en el paraíso mientras el sol sale por encima de un templo taoista donde el bosque termina en el mar.


Tras dormir unas horas volvemos para darnos un baño en la playa. ¿Dondé está el pequeño pariso que había dejado atrás? Si alguien cree que en las playas de Gandia o Benidorm hay gente que se pase por aquí. En las primeras la frase típica es: ¡joder es que no hay dónde dejar la toalla! Aquí es ¡joder es que no hay donde poner el pie! Ligero baño y vuelta a casa.

El martes por la noche una nueva experiencia. Me despierto como si todo se moviera, la habitación me da vueltas. Cuando me dispongo a poner el ancla como medida de control para este tipo de situaciones me doy cuenta de que no me he tomado ni una cerveza antes de dormir y que se trata de un terremoto. Dos minutos después estoy durmiendo de nuevo.
La semana pasa un poco estresante preparando la primera presentación y otros trabajos. Uno de las tardes visito los templos de Confucio y Bao-an y el mercado nocturno de Shida, pero dejo los detalles para futuras entradas cuando me encargue con algo de detalle de los templos y los mercados.

2 comentarios:

  1. sebaaaaas qué tal?? aquí el filipinofílico (bueno, y orientalófilo en general, pa ké engañarnos) con aspiraciones logico-filosóficas siempre que tengan teclas blancas y negras.
    espero que mi descripción haya sido clara y sepas quien soy. ¿Cómo va todo por ahí tío? Parece que bien no? Dan ganas de irse ahí, pero es posible que yo no saliera del "ambiente" taiwanés en todo el viaje. Bueno ya me contarás, estaremos en contacto por fishbook y ya cuando vuelvas nos vemos eh?
    un beso chao

    ResponderEliminar
  2. Uffff... Casi poto con lo del ratón.

    ResponderEliminar